miércoles, 13 de julio de 2011

Los Bronces (la critica)

"Ama el arte; de todos los engaños es todavía el que miente menos"
Gustave Flaubert

Roma, invierno 2010.

Tengo la dicha de poder presenciar una bellisima muestra de la Coleccion Cavernet Novignon, con dos de las mas representativas "stars" de la escultorica griega clasica: el famosisimo Sandromilo de Quilmenicco, tambien conocido como "el Saxofono", atribuida a Fidias maestro indiscutivo del Alto Clacicismo quien la habria esculpido probablemente hacia el 450 A.C. mostrando a las claras la impronta dejada en su formacion por sus maestros, sobre todo por Hegias de Atenas.
La otra pieza, atribuida a la escuela de Policleto, su contemporaneo, no menor en importancia, obviamente, (realizó un cuidadoso estudio sobre las proporciones del cuerpo humano, desarrollando un canon de la belleza ideal masculina basado en proporciones matemáticas, llamado «canon de 7 cabezas») se puede decir que ambos fueron parte importante en el famoso Siglo de Pericles.

Pero esto lo sabe todo el mundo

Ahora en realidad, me gustaria describir la impresion personalisima que golpea a mi "yo emocional" al pararme frente a estas obras:

estoy viendolas en este mismo instante...

Gus Gloriakis parece estar mirando hacia un punto no muy lejano, donde posiblemente este situado el bajo que suele tañir en muchas de sus representaciones, en su soporte, (aunque no podemos verlo) con su displicente actitud de "divo", caracteristica, casi con seguridad, llamando a un asistente para que se lo alcance.

Sandromilo, el Saxofono da una sensacion de estar en actitud expectante, seguramente atento a que el Gloriakis este listo para arrancar con un solo de saxo vigoroso, estilo metalico, casi diria de un metalico broncilineo, capaz de hacer agitar los inexistentes brazos de la V de Milo batiendo palmas de entusiasmo
(la V de Milo no forma parte de este grupo escultorico, pero casi se podria decir que esta como una prescencia inmanente)

Lic. Clark G. Nova, Curador, Critico de Arte, Coleccionista

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